Con el inicio del tae kwon do, las ilusiones de conseguir una medalla en Beijing renacieron para la delegación mexicana. Guillermo Pérez fue el encargado de abrir la actividad para los nacionales. En su primer combate y gracias a un punto de oro, dejó fuera al británico Michael Harvey. En cuartos de final el mexicano dejó en el camino al afgano Rohullah Nikpai conectando el punto decisivo a once segundos de terminar el duelo. La tensión iba en aumento. El tailandés Chutchawai Khawlaor fue el siguiente obstáculo para el michoacano, quien ganó el combate y la oportunidad de disputar la medalla de oro. Después de la enorme sequía de medallas, rota por nuestras clavadistas, llega la tan ansiada presea dorada de manos de Guillermo Pérez, quien después de un aguerrido y cerrado combate decidido por superioridad técnica por los jueces, ante un empate en los puntos, con lo cual el taekwandoin alcanza la máxima gloria olímpica. Felicidades a Guillermo Pérez por su esfuerzo, y por luchar contra todos y contra todo, incluyendo el propio comité olímpico mexicano y sus súper esfuerzos por llevar a México a la cima Olímpica. ¿Esto es un al fin o un al menos?
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